jueves, 27 de septiembre de 2012

Los objetos


Este verano tuvimos que organizar el armario de un familiar. Allí, además de sábanas, manteles y bolsos antiguos, había ropa ya muy gastada.

Manos a la obra, nos tocó convencer a este familiar de que lo más sensato era tirar lo que ya no se utilizaba, aquello que estaba ajado por el paso de los años y también “pasado de moda”. Cada vez que lanzábamos la pregunta fatídica de si nos daba permiso para tirar esto o aquello nos contestaba que no. Quedamos un poco frustradas por no poder hacer la limpieza que nos habría gustado.

Pero después nos pusimos a reflexionar sobre la importancia que los objetos tienen para nosotros a lo largo de nuestra vida. No podemos ser objetivos sobre algo que va ligado a nuestra memoria. Aquel bolso avejentado y sucio estaba seguramente ligado a memorias de juventud, juergas, comidas con amigos. Recuerdos asociados a nuestro cuerpo, más ágil en su juventud, y más ilusionado en su espíritu. Esas son cosas que sólo el propietario sabe y puede apreciar.

A lo largo de nuestras vidas nos ha perseguido siempre esta lucha; hemos vivido en diferentes sitios, incluso en diferentes países y normalmente nos hemos desprendido de casi todo lo que poseíamos para pasar a una nueva fase. Pero por otro lado apreciamos aquellas cosas que, por su valor, nos acompañan toda la vida, que nos aferran a un recuerdo bonito, a nuestros orígenes, o a un ser querido.

Ahora que nos toca heredar unas sábanas de hilo bordadas a mano pensamos que representarán una carga y una responsabilidad: la de respetar su historia e incorporarlas a la nuestra y llevarlas a cuestas siempre allá donde vayamos. Porque hay cosas que no se tiran, y esas cosas nos ayudan a recordar a personas, momentos y también sentimientos.












No hay comentarios:

Publicar un comentario