domingo, 21 de octubre de 2012

SdBarcelona



Rocío y María nos muestran uno de sus objetos favoritos: el "e-cotó"


No siempre grandes propuestas relacionadas con el textil vienen de la mano de grandes diseñadores o marcas. A veces aparecen en el lugar más inesperado. Por ejemplo, un pequeño taller de manipulados dedicado a la reinserción social en el barrio del Raval, en Barcelona.
Estel Tapia funciona como fundación desde hace muchos años, pero desde hace siete dio un giro a su actividad y a sus prioridades. Ese cambio hoy le permite haber sobrevivido, y sobre todo, poder seguir colaborando en abrir las puertas del futuro a personas con riesgo de exclusión social. En parte esto pasa por aventurarse desde el puro manipulado de encargos de grandes empresas, a crear productos propios. Algunos de estos se engloban hoy en una marca "SdBCN".
Rocío y María nos hablan con entusiasmo de su proyecto, tanto, que saldrías de allí cargada con unos cuantos de sus "ecotó", "e-coberta" "infinitloop" para regalar y encima les encargarías unos cuantos más.
La imaginación al poder. Entre las paredes de su sede en el Raval barcelonés han discurrido cómo un protector de interruptores de una conocida marca de iluminación puede pasar a ser un móvil en forma de dragón para manualidades escolares. Pero la sofisticación de su inventiva, - apoyada en jóvenes diseñadores - ha llegado al mundo textil, de los accesorios. Insiste Rocío, directora de la entidad, en que esos objetos "no generan una necesidad, sino que la detectan".
El por qué es fácil: "Nos dimos cuenta de la cantidad de residuos que se quedaban en el taller tras acabar los pedidos que nos encargaban, así que pensamos en hacer algo con ello".


Todos estos objetos surgen de las manos de SdBarcelona

Los trabajadores se han formado yendo a cursos de cosedores, lo que les ha dado un plus en su perfil: "Si su técnica no es buena, no lo harán bien, y no podremos ofrecer calidad. Y nuestra garantía es esa, la calidad".  Casi 40 personas trabajan en la fundación. 
Esa vía de reciclaje de trozos de telas y banderolas, sumado a su función social y su carácter local, lo hacen un claro ejemplo de consumo responsable, que nos ha atraído tanto como para hablar de ello en nuestro blog aunque no responda al concepto "moda". 







Su e-cotó envuelve los bocadillos de los más pequeños, pero no una vez, sino por al menos un año, -que es lo que ellas garantizan-, con el ahorro que supone de papel de aluminio.
Su e-coberta es una funda imaginativa para las nuevas tabletas.
Su ecoku otra para los cubiertos, pero también tienen bolsas para el frontal de la bicicleta y el infinitloop, un envoltorio para regalos que propone seguir su pista a través de un código QR. 




Innovación, creación, sostenibilidad, son palabras que salen de la boca de Rocío y María, y que se resumen en el éxito de su propuesta. Demuestran que "querer es poder". 
Al salir del taller de la fundación Estel Tapia, en la misma calle, nos encontramos con que además, la solidaridad, también funciona:  



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